¿Cuáles son los errores más comunes en el diseño de cocinas y cómo se pueden evitar?

Que la cocina es uno de los espacios más importantes del hogar es por todos sabido, pero como profesionales del sector de reformas, sabemos que el éxito de su diseño no depende solo de su estética, sino también de su funcionalidad y aprovechamiento del espacio. 

Hay que tener en cuenta que a la hora de diseñar una cocina es fácil cometer errores en el diseño que pueden afectar tanto al uso práctico como a la percepción visual. Por ello, desde Alvic Center, queremos ayudarte a identificar y evitar los errores más comunes para que tus proyectos de cocina sean un éxito.

1. Ignorar las dimensiones del espacio disponible

El primer error habitual es no tener en cuenta el espacio disponible al planificar la cocina. Es fundamental diseñar en función de las dimensiones reales de la estancia, asegurando que cada elemento encaje de forma óptima. Por ejemplo, muchos clientes desean incluir una isla en su cocina, pero si el espacio no es suficiente, esta decisión puede provocar un diseño poco práctico y agobiante.

Además, adaptar las dimensiones de los muebles y electrodomésticos al espacio disponible es clave. Hoy en día, existen opciones compactas para electrodomésticos y soluciones modulares para mobiliario que se ajustan perfectamente a cocinas pequeñas sin renunciar a la funcionalidad.

• Consejo profesional: Antes de comprometerse con una isla, considera las medidas mínimas necesarias. Es recomendable dejar al menos 90 cm de paso libre alrededor de la isla para garantizar una buena circulación y comodidad al moverse por la cocina. Si el espacio no lo permite, se pueden integrar penínsulas o barras como alternativas funcionales.

2. Priorizar la estética frente a la funcionalidad

Aunque es importante que una cocina sea visualmente atractiva, este aspecto no debería nunca superar la funcionalidad. Diseñar pensando solo en la estética puede llevar a problemas en el día a día, como la falta de zonas de trabajo útiles, ubicaciones poco prácticas para los electrodomésticos o una mala distribución de los elementos esenciales.

En este sentido, la clave está en lograr un diseño equilibrado que sea bonito, pero sobre todo funcional. Como profesionales, es fundamental planificar pensando en el triángulo de trabajo de la cocina (las zonas de cocción, lavado y almacenamiento), asegurándose de que estas áreas estén bien conectadas y accesibles.

• Consejo profesional:  Aunque quede más estético, un error muy común es colocar el frigorífico y el horno juntos. Al poner los puntos de calor y frío cerca, el consumo de energía aumenta, ya que los electrodomésticos tendrán que hacer un esfuerzo mayor para mantener la misma temperatura. 

Además, piensa en la vida cotidiana del usuario final. ¿Es una familia numerosa? ¿Cocinan mucho o poco? ¿Se necesita espacio adicional para electrodomésticos secundarios como robots de cocina o cafeteras? Responder a estas preguntas ayuda a garantizar que el diseño se adapte a las necesidades reales de cada cliente.

3. No prever suficiente espacio de almacenamiento

Otro de los errores más comunes es subestimar la cantidad de espacio de almacenamiento necesario en una cocina. Entre utensilios, alimentos, vajilla y electrodomésticos pequeños, las cocinas requieren una gran capacidad de almacenaje, especialmente si se busca mantener un diseño minimalista y ordenado.

Hay que tener en cuenta que un buen almacenamiento no solo mejora la funcionalidad, sino que también reduce el ruido visual, creando un espacio limpio y armónico.

En este sentido, cabe destacar algunas soluciones para un almacenamiento eficiente:

• Aprovecha cada rincón con herrajes extraíbles, como cestas en esquinas o gavetas profundas.
• Incorpora armarios hasta el techo para maximizar el almacenamiento vertical.
• Considera cajones con separadores y organizadores internos para mantener los utensilios y alimentos ordenados.

4. No reflexionar sobre el flujo y uso de la cocina

Un diseño de cocina funcional no solo depende de los muebles y electrodomésticos, sino también de cómo nos movemos y utilizamos el espacio. Muchas veces, no se piensa en la dinámica diaria de la cocina, lo que resulta en diseños poco intuitivos.

Por ejemplo, colocar el lavavajillas lejos del fregadero o el horno junto a la nevera puede generar incomodidades. Además, los espacios de trabajo deben tener iluminación adecuada y suficiente superficie para realizar tareas cómodamente.

En este sentido, hay que planificar pensando en el uso real. Para ello, hay que analizar cómo se utilizará la cocina y cómo se moverán los usuarios por ella. Un buen diseño permite un flujo fluido, con espacios claros para preparar alimentos, cocinar, almacenar y limpiar.

Como se puede comprobar, diseñar una cocina implica mucho más que elegir materiales y colores atractivos. Como profesionales de las reformas, debemos planificar pensando en el uso real de la cocina y en el espacio disponible. Evitar estos errores comunes puede marcar la diferencia entre una cocina que simplemente se ve bien y una que realmente funciona bien para el día a día de los usuarios.